El fútbol y la independencia latinoamericana

Concebir una idea no es suficiente. El fútbol y la estrategia militar son fieles agentes del campo de la acción. La unidad de ejecución en términos napoleónicos, enseñaron (ni mas ni menos) a San Martín el camino a la liberación sudamericana. El deporte más popular del mundo parecía escrito por unos, pero fue mitificado por otros. La historia no se repite, admite paradojas.

Acuarela de JMW Turner

El Plan Maitland fue una estrategia militar elaborada por un tal Thomas Maitland en el año 1800. El general de orígen escocés quería que el Reino Unido capture Buenos Aires, Chile, Perú y Quito. La potencial idea imperialista no fue tenida en cuenta por los altos mandos británicos, y se vio doblemente frustrada con los fracasos de invasión inglesa en 1806-7.

Fuentes históricas afirman que en círculos independentistas de Londres, José de San Martín tomó conocimiento del plan. Ya en el año 1811, se encontraba retirado del ejército español tras su aceptada renuncia y las numerosas recomendaciones de sus superiores. De mientras, en Londres también se gestaban los orígenes del fútbol con los denominados “códigos de fútbol”. Ante un deporte desorganizado y violento, la comunidad de expertos en el temprano deporte creyó necesario dividirse en rugby y lo que hoy conocemos como fútbol.

El código Cambridge prohibió la participación de las manos en la disciplina para darle obligatoriedad a los pies, así como autoridad al offside y partido ganado a quién pase mas veces la pelota por dos postes. Más adelante, el código Sheffield admitió un travesaño y las variantes de “pelota parada” tan protagonistas hoy: tiros libres, tiros de esquina y saque de mano.

La rápida (y conocida) conclusión es que el fútbol fue creado por los ingleses: sus reglas, la unidad de concepción (idea) estaba sobre el tapete, como el Plan Maitland. La ejecución del deporte fue, en primer instancia, implementada en suelo británico; pero el mejor gol de la historia fue ejecutado contra ellos. La trascendencia (independencia) del sueño de conquistas, más allá de su histórica flota marina, se la llevó un argentino que comandó a un pueblo a la victoria más significativa. La historia mirándose en un espejo; volvamos al Plan Maitland

Este plan consistía, primero, en ganar el control de Buenos Aires: a pesar del gobierno porteño consolidado, San Martín no simpatizaba con el triunvirato y lo derrocó. Luego la historia sobre la batalla de San Lorenzo es conocida, pero proseguir rumbo a Mendoza era lo que seguía dictando el Plan Maitland.

El consecuente nombramiento político como Gobernador de Cuyo no desvió al Libertador de América: se reunió con O’Higgins y así cumplió el paso de coordinarse con un ejército chileno como quiso Thomas Maitland. Asimismo, el escocés creyó políticamente acertado cruzar los Andes con respaldo de los pueblos originarios, y pues San Martín con Neicuñan y pehuenches cumplió este nuevo paso que incluía alianzas locales.

La conquista de San Martín en Chile y Perú para independizar definitivamente a América, son detalles mayúsculos que Maitland garabateó con mucho menos conocimiento de territorio (e ilusa imaginación) que nuestro libertador. En este punto, la práxis superó a la concepción y la lógica quedó asombrada de la conducción militar sanmartiniana.

José de San Martín fue el mejor intérprete del Plan Maitland por su cualidad estratega militar. El Imperio Británico tenía en el documento de Thomas Maitland una brillante idea para expandirse a un nuevo continente. La historia quiso que San Martín se enterara de esto y pudiese implementarlo con fines independentistas.

“Los ingleses inventaron el futbol, los brasileños lo perfeccionaron” sentenció alguna vez, entre más cosas, Gary Lineker. El ex centrodelantero histórico ingles habría agregado que los argentinos “lo corrompemos”, luego de haber sufrido la “mano de Dios” en el Mundial 86 donde fue figura. Ese día la historia se sonrojó: los ingleses fueron estafados nuevamente con su propia creación, mientras un pueblo latinoamericano del fin del mundo festejó un partido de fútbol como si fuese una independencia.