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El gaucho Fierro en La Rural

  • Foto del escritor: bingofuel
    bingofuel
  • 29 jul 2019
  • 2 Min. de lectura

El gaucho es símbolo nacional. Representa independencia y gen argentino del trabajo hace casi 150 años. Sin embargo, hoy el gaucho y los valores que encarna se inscriben más a un grupo selecto (la Sociedad Rural y Federación Agraria) que la identidad propiamente nacional. La herencia cultural del gaucho de José Hernández está discutida y atravesada por reclamos actuales, como lo visto el anterior domingo.


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Tristeza en el corazón (1937-39), ilustración de Mario Zavattaro

Ayer por la tarde, un concurso de doma de la Exposición Rural fue interrumpido por un grupo de defensores de animales. La protesta en repudio a la explotación animal fue neutralizada a las corridas: los gauchos buscaron dispersar como ganado a los activistas y hasta amenazaron con facas.


En concreto, el reclamo de 40 activistas fue contra de la explotación animal y el daño ambiental generado por grupos relacionados a la Expo Rural. Cabe aclarar que el evento rural se está desarrollando en medio de acuerdos en el Congreso sobre la reforma de la Ley de maltrato animal: se consiguió el dictamen, pero aún se discuten las penas (hasta 2 años y excarcelables).


José Hernández hizo del poema gauchesco Martín Fierro un emblema nacional y cultural, pero también debe ser leído e interpretado en clave política. Significó un gran apoyo a la campaña del desierto de Julio A. Roca entre 1878 y 1884 en su afán de desterrar a los mapuches y tehuelches del sur.


Acuñamos “gauchada” como favor, gentileza, solidaridad y valor. Se cuenta en relatos clásicos argentinos que el gaucho te ayudaba y daba cobijo contra la amenaza “india”. El jinete velaba por la seguridad del sagrado ganado. Parece mentira cómo nos posicionamos y decimos gauchos por hacernos un bien.


Las campañas del desierto han dividido a los historiadores en la actualidad, con la visión oficial y la revisionista. El llamado revisionismo pone el foco en el Estado y los crímenes de lesa humanidad cometidos contra pueblos originarios. La pregunta justa (e incómoda) para la historia oficial es por la dignidad humana: el gaucho era tan digno de cuidar sus campos como el indio de vivir en sus propias tierras. El gaucho en La Rural tenía su derecho a celebrar un evento, como los activistas de protestar ejerciendo su libertad de expresión.




“Y cuando se iban los indios con lo que habían manotiao, salíamos muy apurados a perseguirlos de atrás”, reza José Hernández. El Martín Fierro para muchos es una biblia sobre el ser nacional; el gaucho bonachón que cumple su deber de cuidar lo suyo montando un caballo. El deber en la Expo Rural llamó a los neo gauchos a echar del predio a los activistas, quienes cargaban carteles como arma.


Probablemente hemos leído “El gaucho Martín Fierro” en el colegio por obligación. Nos daban para analizar versos del relato de Hernandez imaginando menos de lo que queríamos: leer es una puerta de la imaginación pero cuando hay obligaciones de por medio, es poco lo que disfrutamos.


“En tamaña incertidumbre, en trance tan apurado, no podía, por de contado, escaparme de otra suerte sinó dando al indio muerte o quedando allí estirado”, cuenta el gaucho Martín Fierro. Leemos cómo el bueno está amenazado por el malo. Hoy, vimos una secuencia propia del gaucho Fierro. Poco nos puede gustar una escena violenta con gauchos amenazando una protesta pacífica en 2019.

 
 
 

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