Los chalecos amarillos y el Tercer Estado
- bingofuel

- 25 jul 2019
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Poco más de un año ha pasado. Francia volvió a sacudir al mundo no sólo en el fútbol, sino también en las calles. Las manifestaciones de los chalecos amarillos hacen temblar a Emmanuel Macron en protesta a las altas tarifas y precios del combustible. La imagen de episodios violentos, con 750 heridos desde el inicio de las sucesivas protestas y 11 muertos, han empañado una reivindicación democrática que desafía en gran medida al orden liberal de los paises mas desarrollados: el Referendo de Iniciativa Ciudadana (RIC).

El ciudadano se siente estafado. Está portando la crisis institucional europea pero es francés; es “libertad, igualdad, fraternidad” y no se queda sentado. Conoce su historia. Sieyes ahora estaría pensando en tataranietos que buscan remedio al descontento democrático. “Cualquiera sean tus servicios, cualquiera sean tus talentos, llegarás hasta ahí; no pasarás más allá. No es bueno que se te honre”, dice Sieyes en su panfleto del Tercer Estado (1789) en crítica al clero y la nobleza.
El RIC como demanda, expresa un deseo y voluntad de ser un Tercer Estado en el siglo XXI. Sieyes se respondía a sí mismo que el Tercer Estado es un todo, pero trabado y oprimido. En las calles de París, los chalecos amarillos lograron canalizar un descontento popular también común a Italia: estar atados a la Unión Europea en gran parte de decisiones. Son un “todo, trabado y oprimido” que puede ser libre y floresciente, según Sieyes.
¿Pero cuál es la novedad? Si bien el derecho a la iniciativa legislativa popular está reconocido en paises como España, Alemania, Estados Unidos, Argentina y en la propia Unión Europea, existen “controles” del poder legislativo. El proyecto presentado con la cantidad de firmas necesarias (según lo previsto en cada país, estado o ciudad (caso de Alemania y Estados Unidos) es remitido a un control parlamentario previamente a su discusión legislativa.

Sieyes bregaba por una representación del Tercer Estado equitativa en cantidad de personas, respecto al clero y la nobleza en los Estados generales. En uno de sus pasajes decía que el Tercer Estado debía tener una influencia al menos igual a la de los privilegiados: esta es una demanda similar a la de los chalecos amarillos sobre el RIC, donde evitarían con participación directa que un simple plumazo legislativo demore el ejercicio de iniciativa popular.
La idea de iniciar un referendo sin autorización parlamentaria ni presidencial supone un derecho “sin intermediarios”. El probado caso colombiano es interesante: un vocero del proyecto ciudadano expone ante el parlamento. Una propuesta ecológica en dicho país fue presentada de este modo.
Los chalecos amarillos no poseen un vocero, ni tampoco un Sieyes personificado en la actualidad. La contundencia de sus pedidos, así como su relevancia, se ve reflejada (por ahora) en manifestaciones convocantes, espectacularizadas y a veces demonizadas. Su identikit es la espontaneidad sin liderazgos.
Sieyes decía que “los representantes del Tercer Estado no debían ser escogidos sino entre los ciudadanos que pertenecían al Tercer Estado”. Quizás sea la hora para que alguien tome el mando de los chalecos amarillos; si era necesario en epocas como la Revolución Francesa la representatividad, hoy por hoy constituye una madurez que se deben.




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